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Tabaquismo y la importancia del entorno familiar

Por Alejandra Palacios – Trabajadora Social

Para el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, “la familia es una unidad ecosistémica de supervivencia y de construcción de solidaridades de destino, a través de los rituales cotidianos, los mitos y las ideas acerca de la vida, en el interjuego de los ciclos evolutivos de todos los miembros de la familia en su contexto sociocultural” (ICBF, 2013)

Dentro de la familia se deben tejer entornos protectores a niveles físicos y emocionales que permitan y potencien el desarrollo de todos los ciclos evolutivos de familia, teniendo en cuenta esto, los impactos de salud que genera el consumo de tabaco, sea directo o por exposición, deben estar lejanos al ámbito familiar o preferiblemente no existir.

El tabaquismo pasivo es causa de graves enfermedades cardiovasculares y respiratorias, entre ellas la cardiopatía coronaria y el cáncer de pulmón que son causadas mayormente en adultos; en el lactante el síndrome de muerte súbita y de bajo peso al nacer en el feto. Ni la ventilación ni la filtración, ni siquiera ambas combinadas, pueden reducir la exposición al humo de tabaco en espacios interiores a niveles que se consideren aceptables. Los entornos totalmente exentos de humo de tabaco ofrecen la única protección eficaz. (Organización Mundial de la salud , 2012)

En Colombia, la Encuesta Nacional Tabaquismo en Jóvenes realizada en 2018 por el Ministerio de Salud, mostró los siguientes resultados: El consumo de tabaco inicia en promedio entre los 12 y 13 años de edad. El 22% de los jóvenes ha fumado cigarrillo en algún momento de su vida El 9% ha fumado al menos una vez en el último mes. (Peña Torres, 2019)

Los autores Galvis, Villa, & Fernández (2010) anotan en un apartado de su estudio del tabaquismo en Colombia que los adolescentes, precisamente por ser adolescentes, tienen una alta vulnerabilidad al consumo de cualquier tipo de sustancias, ya que se encuentran en una multiplicidad de cambios relacionados con su estabilidad psicológica, biológica y social, lo cual les genera crisis, conflictos y contradicciones que se ven reflejados en sus decisiones y en su comportamiento.

Los jóvenes son quienes presentan más alta prevalencia en el consumo de cigarrillo (Schmitz, Kruse y Kluger, 2003 citado por Campo-Arias, 2006).  Para finalizar, cabe anotar que las cifras de adolescentes consumidores aumentan cuando en el entorno que viven el consumo de tabaco es permitido y hace parte de la cotidianidad familiar, por el contrario, disminuyen cuando la familia se muestra crítica ante el consumo y los vínculos familiares se estructuran bajo la confianza y el afecto.

Referencia

ICBF. (diciembre de 2013). Observatorio de bienestar de la niñez.

Campo-Arias, A. (2006). Prevalencia de dependencia de nicotina en algunas poblaciones: una revisión sistemática. Revista de Salud Pública, 8(1), 98-107.

De Galvis, Y., Villa, J., y Fernández, D (2010). Factores asociados al abuso y la dependencia de sustancias en adolescentes colombianos, con base en los resultados del WMHCIDI. Revista Colombiana de Psiquiatría, 39, 112-132.

Organización Mundial de la salud . (Mayo de 2012). Obtenido de https://www.who.int/features/qa/60/es/