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Los lazos familiares: una herramienta de prevención

Estrategias efectivas en salud mental

La adolescencia es una etapa marcada por grandes cambios emocionales y sociales. En este periodo, los jóvenes buscan identidad, independencia y pertenencia, pero también enfrentan presiones que pueden llevarlos a experimentar con sustancias psicoactivas. Frente a este escenario, la familia emerge como el primer y más poderoso factor de protección.

Según el estudio publicado en la Revista Científica y Arbitrada de Ciencias Sociales y Trabajo Social “Tejedora” (2025), los lazos familiares sólidos, basados en la comunicación, la empatía y el tiempo compartido, son determinantes para reducir el riesgo de consumo de drogas en adolescentes. En la investigación, realizada con más de 300 jóvenes del sector Sauces 9 en Guayaquil, se encontró que el 68% de los hogares promueven conversaciones que fortalecen la comprensión y la empatía, y que el 48% de los adolescentes perciben en su familia un apoyo significativo para evitar conductas adictivas.

La comunicación: una barrera contra el consumo

Uno de los hallazgos más importantes del estudio fue la relación directa entre la calidad de la comunicación familiar y la prevención del consumo. Los adolescentes que podían hablar abiertamente sobre temas difíciles —incluyendo las drogas— mostraron una menor tendencia a involucrarse en conductas de riesgo. Sin embargo, solo el 49% afirmó sentirse en confianza para abordar estos temas con sus padres.
Esto coincide con estudios de la UNODC (2023) y de la Comisión Nacional contra las Adicciones (2019), que señalan que los hogares donde hay diálogo abierto, respeto y acompañamiento emocional, los adolescentes desarrollan mayor resiliencia ante la presión social y el consumo experimental.

Tiempo de calidad: un factor protector

El tiempo compartido en familia es otro elemento clave. De acuerdo con la investigación, el 64% de los jóvenes afirmó compartir actividades con sus padres, como juegos, paseos o comidas. Estas experiencias fortalecen los vínculos afectivos, promueven hábitos saludables y brindan un sentido de pertenencia que aleja a los adolescentes de entornos de riesgo.
Como señalan Coyne et al. (2017), “el tiempo de calidad con la familia es una de las mejores estrategias de prevención de consumo de drogas en adolescentes”.

Familia
Conclusión

La familia, más que un espacio de convivencia, es una estructura de contención emocional y orientación moral. Fortalecer la comunicación, practicar la empatía y dedicar tiempo de calidad son acciones que, más allá de prevenir las adicciones, fomentan jóvenes emocionalmente sanos y socialmente responsables.
En tiempos donde las adicciones juveniles son una preocupación creciente, apostar por familias unidas y conscientes es apostar por el futuro.

Referencia principal:


Moreno, G. G., Pibaque, M. C., & Moreira, M. V. (2025). Lazos familiares y su incidencia en la prevención de adicciones en adolescentes. Revista Científica y Arbitrada de Ciencias Sociales y Trabajo Social “Tejedora”, 8(19). https://doi.org/10.56124/tj.v8i19.041