Por Paula Monroy – Psicóloga en formación en Fundación Libérate
No cabe duda de que las relaciones familiares, entran a jugar un rol importante en este momento de confinamiento obligatorio. Estas relaciones son especialmente importantes para los seres humanos ya que el entorno familiar es la plataforma en la cual personas adquieren habilidades para vincularse en sus diferentes áreas de desarrollo.
Generalmente, el ritmo acelerado de vida que nos exigen las dinámicas sociales, económicas y culturales de hoy día reducen nuestras interacciones familiares; por lo tanto, este tiempo de convivencia motivado por la cuarentena se constituye en una oportunidad para reafirmar los lazos, las relaciones que en el día a día no se llegan a profundizar.
Como toda crisis es fundamental tomar una postura positiva, es normal sentir miedo, lo que también genera estrés y, por ende, más dificultades en la convivencia de la familia. Es importante tener en cuenta que cuando una persona se encuentra en proceso de tratamiento por drogodependencia y la familia conoce de dicho proceso y, como es recomendado, se involucra en el tratamiento, el individuo con problemas de abuso de drogas tiene un mejor pronóstico de recuperación.
Vanegas (2009) recalca a través de un estudio la importancia que tiene el hecho de que el paciente haga uso de las herramientas adquiridas durante el tratamiento, asumiendo actitudes y comportamientos que ayuden al mantenimiento de los logros alcanzados. Por lo cual, son de vital importancia para el mantenimiento de la recuperación las herramientas adquiridas por la familia, ya que estas posibilitan los cambios necesarios para el integrante de la familia que se encuentra en tratamiento.
Se recomienda entonces integrar conscientemente las siguientes herramientas en la convivencia tanto por el paciente como por su familia:
- La familia al estar en permanente convivencia tiene la posibilidad de manifestar más sus sentimientos y afecto.
- Hay acuerdo por parte de todo el grupo familiar en el manejo que se le debe dar a cualquier tipo de conflicto que pueda surgir en la convivencia.
- Los roles de cada miembro del grupo familiar deben estar bien definidos y la comunicación debe ser clara y directa.
- La familia no debe dejar de lado la valoración de los cambios que se han identificado en el paciente y en los demás miembros del grupo familiar.
- Expresar sus emociones y compartir temores y/o expectativas de la convivencia de manera asertiva.
Recuerde que siempre es un buen momento para empoderarse de su Libertad De Elegir.
Referencias:
Vanegas, M. A. (Julio-Diciembre de 2009). La Familia, soporte para la recuperación de la adicción a las drogas. CES Psicología , 2(2), 86-94.