La adolescencia, ¿un factor de riesgo para el alcoholismo?

Por Dra. Martha Suescún – Directora General de Fundación Libérate

Es común escuchar, en los diferentes medios e incluso a raíz de experiencias cercanas, que entre más temprano se comience el uso y consumo del alcohol o alguna droga, mayor es la probabilidad de progresar al abuso más serio. Contrastando esta creencia con la evidencia, si nos tomamos el trabajo de observar y leer las últimas noticias que mencionan algo al respecto, son cada vez más alarmantes las cifras de adolescentes y universitarios que llevan el consumo de alcohol a situaciones extremas, poniendo en riesgo sus vidas e inevitablemente viéndose afectadas las diversas dimensiones que la conforman.

Estos hechos nos llevan indudablemente a preguntarnos: ¿es la adolescencia una etapa de mayor riesgo para generar una adicción?

Esto puede responderse desde varias perspectivas. En primer lugar, se ha determinado que, durante la etapa de la adolescencia, las áreas del cerebro que se ven involucradas con la toma de decisiones, el juicio y el autocontrol aún están en desarrollo; lo cual, sumado a la conocida búsqueda de identidad y de valoración social propia de esta etapa, hace que los adolescentes sean particularmente vulnerables y se expongan a conductas de riesgo como, por ejemplo, la experimentación con drogas.

La marcada influencia del entorno social y la necesidad de aprobación hacen que el patrón de pensamiento del adolescente se base en ideas de subestimación frente a las presiones, tales como “eso no me sucederá a mí”, “a los demás les ocurrirá, pero a mí no”, “yo puedo controlarlo”, entre otros.

Según el último Estudio Nacional del Consumo de Sustancias psicoactivas en población escolar en Colombia 2016 donde el objetivo fue estimar la magnitud de consumo de de sustancias psicoactivas en la población escolar de Colombia, entre los 12 y 18 años de edad se encontró lo siguiente:

Lo que destaca en primer lugar, es que el 70,7% de los estudiantes de Colombia declararon haber usado alguna sustancia alguna vez en la vida, un 61,3% declaró uso en el último año y un 39,1% en el último mes. Estos resultados están explicados mayoritariamente por el uso de alcohol, que es la sustancia de mayor consumo entre los escolares del país. La segunda sustancia de mayor uso es tabaco, pero con cifras muy inferiores a las descritas para alcohol.

De acuerdo con estas cifras, el problema del alcoholismo en jóvenes no solo significa un problema individual, sino que actualmente se ha convertido en un problema de salud pública, dado que genera un sinnúmero de problemáticas recidivantes. Por ejemplo, incrementa las cifras relacionadas con deserción, ausentismo, expulsiones, sanciones, entre otras, en el contexto escolar; entendiendo este hecho particularmente importante puesto que durante estas edades el rol principal ejercido es el de estudiante, y por tanto las consecuencias pueden verse reflejadas con mayor frecuencia en este ámbito (El tiempo, 2007).

Una vez conocida esta relación, ¿qué consecuencias conlleva el consumo de alcohol en la adolescencia?

De hecho, de acuerdo con las diversas fuentes, el consumo de alcohol en jóvenes puede desencadenar con mayor frecuencia consecuencias de alto impacto, como accidentes automovilísticos, suicidios, inicio de la actividad sexual en estado de embriaguez, entre otros.

Tiene especial impacto en la población femenina, dado que las jóvenes pueden llegar a alcoholizarse con mayor facilidad debido a que metabolizan el etanol más lentamente, tienen menos enzimas de las que descomponen el alcohol en el estómago, mayores cantidades de alcohol emanan a su flujo sanguíneo, y por tanto este llega en concentraciones un 30% más altas que en los hombres a los diferentes órganos del cuerpo femenino (Marulanda, 1993).

Como padres…

La adolescencia puede ser una etapa difícil de afrontar para los padres, pues es aquí donde los jóvenes van en busca de su independencia a pesar de seguir necesitando guía y protección por parte de ellos. Es por esta razón, que hoy en día se conoce que en esta época es donde más se debe ejercer el rol de padre, puesto que se debe fomentar la independencia, con límites y pautas, pero sin restringir y coartar la libertad y autonomía.

Es en esta etapa donde se necesita una ayuda firme y amorosa, que les enseñe a afrontar las situaciones difíciles de la vida, dándoles herramientas para encarar la realidad de la adultez, y para construir las bases de autoestima y amor propio necesarias para enfrentar un contexto futuro.

El riesgo radica en las deficiencias y dificultades para tomar decisiones por parte de los adolescentes, es por esto que la guía como padres debe ligarse a fomentar el hecho de tomar buenas decisiones, orientándoles a identificar qué comportamientos afectan su bienestar y beneficio, contribuyendo de esta manera a formar su juicio, afirmar los valores y las diversas bases que le dan la oportunidad de construir su proyecto de vida y su identidad.

 

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