En ocasiones, creemos que hay emociones malas como la tristeza o la rabia, que nos hacen sentir incómodos o que nos generan consecuencias negativas. Sin embargo, sí hay emociones malas, entonces ¿Por qué las sentimos? ¿Por qué hacen parte de nosotros? El problema no son nuestras emociones, sino las conductas impulsadas por estas. Para entender mejor esto, debemos aprender qué funciones tienen las emociones en nuestra vida. Las principales emociones y sus funciones son:
- Alegría: nos orienta hacia nuestros valores personales y nos indica si vamos por buen camino para lograr lo que queremos.
- Tristeza: promueve la autocompasión, nos invita a hacer una pausa para aplicar estrategias que nos permitan cuidarnos y a pedir ayuda a otros.
- Miedo: nos señala cuando estamos en una situación de peligro y nos prepara para actuar, ya sea para huir de esa situación o para pelear.
- Ansiedad: nos orienta hacia el futuro, nos permite tener metas y dirigir nuestras acciones hacia estas.
- Ira: nos señala lo que es importante para nosotros y nos ayuda a poner límites cuando creemos que alguien los transgrede.
El problema no son las emociones, todos las sentimos. El problema es cuando no las sabemos controlar o expresar. Las conductas impulsadas por emociones, son diferentes a las conductas de evitación. Por lo general, la evitación ocurre incluso antes de experimentar la emoción, precisamente su objetivo es evitar que esto ocurra. Las conductas impulsadas por emociones ocurren en respuesta a una emoción manteniendo así, el ciclo de la emoción. En la figura de abajo, se puede ver cómo actúa la curva de intensidad de la emoción. Si la curva es interrumpida antes (evitación) o durante (conductas impulsadas por emociones) el pico, la próxima vez será más intensa. En cambio, si se deja continuar su curso normal, su intensidad será menor. Las conductas impulsadas por emociones, en ocasiones pueden ser adaptativas. Sin embargo, a largo plazo puede aumentar la intensidad de la emoción que resulta desagradable.
Ejercicio de conciencia emocional, para ayudarnos a identificar nuestras emociones
Las emociones son como olas, empiezan pequeñas y van creciendo poco a poco hasta llegar a un punto y empiezan a descender. Así mismo podemos observar las emociones, lo más importante es permitir que la emoción pueda estar presente, sin tratar de bloquearla. Tal vez al principio no sea fácil debido a las sensaciones que puede experimentar. Sin embargo, es necesario observar la emoción, sin agrandarla, juzgarla ni analizarla.
- Cuando sientas una emoción muy fuerte, busca un espacio en el que puedas estar tranquilo y cierra los ojos. Ponle atención a la emoción que estás sintiendo y nómbrala (ansiedad, miedo, rabia, etc.). Pregúntate qué tan intensa es la emoción y si es una sola emoción o son varias emociones juntas.
- Haz una pausa y pon atención a tu respiración, haz algunas respiraciones. Presta mucha atención al ejercicio de inhalar y exhalar, hazlo pausadamente.
- Cuando te lleguen pensamientos, nómbralos (un recuerdo, planear el futuro, tareas por realizar, etc.). Luego vuelve a observar tus emociones y presta atención a tus respiraciones.
- Expande tu consciencia, presta atención a las sensaciones físicas de tu cuerpo. Escucha los sonidos a tu alrededor. Imagina el espacio a tu alrededor, extendiéndose cada vez más, lo que tienes a tu alrededor, el sector en el que te encuentras, tu ciudad, tu país, el mundo y el espacio y los planetas.
- Continua con este ejercicio, observando tus emociones y prestando atención a tu respiración. Hasta que la emoción inicial cambie o hasta que sientas que ya es suficiente.
Por Valentina Gutiérrez – Profesional en formación 2022-1 en la Fundación Libérate